La luz define qué tan bien percibes el entorno: en penumbra las criaturas tienen ocultamiento y en oscuridad total no puedes ver sin sentidos especiales.
Una criatura puede estar observada, oculta, no detectada o inadvertida. Estos estados determinan si puedes atacarla directamente, si debes adivinar su posición o si ni siquiera sabes que está allí.
Los sentidos se clasifican en precisos, imprecisos y vagos. Solo un sentido preciso (como la vista) permite apuntar con exactitud; con un impreciso (como el oído) la criatura suele estar escondida, y con un vago apenas sabes que “algo está allí”.
El terreno y los obstáculos influyen en el combate: la cobertura protege, el flanqueo deja desprevenido y el terreno difícil ralentiza el movimiento.